Subjetividades y ESI en escuelas medias preuniversitarias de la UBA: Una mirada desde y hacia la Educación Física Escolar
- Pereyra Rozas María del Socorro (Programa Interuniversitario Doctorado en Educación-PIDE)
Desde el lugar de doctoranda en educación y principalmente como profesora de Educación Física en funciones ejerciendo desde el Nivel Inicial al Medio, surgen las inquietudes acerca del motivo por el que, en las escuelas medias de la UBA, primero se separan de mujeres y varones y luego se determina un único deporte toda su escolaridad explicitando esto en sus programas y en sus prácticas. Revisar los programas de la materia los últimos 20 años y sus prácticas considerando las articulaciones con la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) y con la Ley 26.206 de Educación Nacional (LEN) vigentes, nos acercaría a comprender lo que Acaso y Nuere (2005) denominan el curriculum oculto que tendría como principal objetivo “perpetuar de forma implícita un conjunto de conocimientos […] en cuanto a los sistemas de reparto de poder, el alineamiento con una clase social determinada, así como la defensa de una raza, de un género, de una cultura” (pág. 214). Teniendo en cuenta que en ningún apartado de los diseños curriculares para la Educación Física formulados en el año 2006 se indica que esta división debe realizarse, pero sí se propone fomentar los intercambios entre todas/es/os las/es/os estudiantes sea cual fuere su género, sexualidad o condición física, existe una contradicción manifiesta entre el espíritu de las leyes y fundamentos curriculares señalados y lo que sin embargo se está dando en la práctica. Esto nos permite considerar que la organización por sexo , reproduce la discriminación y segrega a las diversidades, sosteniendo una perspectiva biologicista y discriminadora. En palabras de Butler (2006) “yo puedo sentir que sin ciertos rasgos reconocibles no puedo vivir. Pero también puedo sentir que los términos por los que soy reconocida conviertan mi vida en inhabitable” (pág. 17). Asimismo, teniendo en cuenta que aún organizan sus programas de Educación Física por deportes, es menester observar los criterios de selección de los mismos para comprender la perspectiva subyacente. Si pensamos el currículo escolar como campo de conocimiento desde una perspectiva crítica teniendo en cuenta su carácter instrumental, podremos identificar la importancia de la acción educativa y así tomar consciencia del diseño, la aplicación y la concepción curricular que subyace a la misma. Como bien Apple y Franklin (1986) indican “junto con los demás mecanismos de distribución y conservación cultural, la escuela contribuye a lo que en otra parte se ha llamado la reproducción cultural de las relaciones de clase” (pág. 88), lo cual nos permite visualizar la fuerza que tiene la escuela como institución al reproducir las desigualdades que aquí no son de clase, pero sí lo son de género.